Nearshoring en México: una nueva oportunidad para estar más cerca, producir mejor y avanzar juntos
- Jovani García

- hace 2 días
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En los últimos años, el mundo ha cambiado de maneras que pocos imaginábamos. Las distancias que antes parecían simples líneas en un mapa se convirtieron en muros cuando la pandemia interrumpió los transportes, cerró fábricas y nos hizo pensar, con cierta nostalgia, en lo frágil que podía ser algo tan cotidiano como esperar un producto o un alimento.
De esa sacudida global nació una reflexión profunda: no basta con producir más barato, hay que producir más cerca. Y ahí es donde entra un concepto que, aunque suena técnico, guarda una idea poderosa: el nearshoring.
¿Qué es el nearshoring y por qué todos hablan de él?
Imagina que durante años dependiste de un proveedor que vive al otro lado del mundo. Sus precios eran buenos, pero cuando llegó la tormenta —en este caso, la pandemia—, la distancia se volvió un obstáculo difícil de superar. El nearshoring viene a resolver justo eso: acercar la producción al lugar donde están los consumidores.
En términos simples, es una estrategia empresarial que busca relocalizar fábricas, procesos y centros de operación en países cercanos, para reducir costos logísticos, acortar tiempos y evitar interrupciones.
Durante mucho tiempo, el offshoring —la producción lejana, especialmente en Asia— fue la estrella del comercio mundial. China se convirtió en la gran fábrica del planeta gracias a su mano de obra barata y su infraestructura. Pero ese modelo empezó a mostrar grietas: los altos costos de transporte, las tensiones políticas y las diferencias horarias complicaron la coordinación diaria.
El nearshoring, en cambio, propone una relación más directa, más cercana y más humana entre países vecinos. Menos distancia, más conexión.
México: el lugar donde el nearshoring encuentra su mejor aliado
Hablar de nearshoring sin mencionar a México es como hablar del mar sin nombrar al agua. Nuestro país está justo donde el comercio global necesita estar: al lado del mayor mercado del mundo, Estados Unidos, y conectado por tratados que facilitan el flujo de mercancías, servicios y tecnología.
México comparte más de 3,000 kilómetros de frontera con Estados Unidos, además de una red de carreteras, puertos y ferrocarriles que facilitan el intercambio de bienes de manera rápida y eficiente. El T-MEC (Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá) eliminó gran parte de las barreras comerciales, convirtiendo a la región en un ecosistema integrado donde los productos pueden moverse con menos trabas y más confianza.
Para las empresas estadounidenses, esto representa una ventaja enorme: producir en México es más barato, más rápido y más seguro que depender de fábricas en Asia. Y para México, representa una oportunidad única: atraer inversión, generar empleo y fortalecer la economía local.
¿Por qué ahora? La pandemia, las lecciones y las nuevas oportunidades
Durante la pandemia, el mundo vivió un momento que nos obligó a repensar lo esencial. Las fábricas cerraron, los contenedores quedaron varados y los productos tardaban meses en llegar a destino. Las cadenas de suministro globales, que parecían indestructibles, se rompieron con facilidad.
Fue entonces cuando el nearshoring dejó de ser una teoría y se convirtió en una necesidad. Las empresas entendieron que no podían depender de un solo país o región, y comenzaron a buscar socios más cercanos, confiables y con una infraestructura sólida.
México, con su ubicación privilegiada y su experiencia industrial, levantó la mano. Y el mundo escuchó. De hecho, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) estima que el nearshoring podría aumentar las exportaciones latinoamericanas en 78,000 millones de dólares cada año, y que México captaría casi la mitad de ese crecimiento.
Beneficios del nearshoring para México
El fenómeno del nearshoring no es solo un cambio de mapa, es una transformación de fondo. Para México, representa beneficios en varios niveles:
1. Más inversión extranjera
Empresas de sectores como la automotriz, electrónica, farmacéutica y de tecnología están trasladando sus operaciones a territorio mexicano. Esto significa nuevas plantas, más empleos y mejor infraestructura.
2. Crecimiento regional equilibrado
El nearshoring impulsa el desarrollo en zonas del norte, centro y bajío del país, donde ya existen clústeres industriales. Con una buena planeación, puede extenderse también hacia regiones con menos oportunidades.
3. Fortalecimiento de la economía local
Cuando una empresa extranjera se instala en México, no solo crea empleo directo. También activa proveedores locales, servicios, transporte y educación técnica, generando un efecto multiplicador en la economía.
4. Reducción de riesgos logísticos
Menor distancia significa menos tiempo de transporte, menor riesgo de interrupciones y mayor control sobre los procesos de calidad y entrega.
5. Sostenibilidad y responsabilidad ambiental
Al reducir trayectos intercontinentales, el nearshoring también disminuye la huella de carbono del transporte global, contribuyendo a un modelo productivo más consciente y sostenible.
No todo es sencillo: los retos que México debe superar
Como toda gran oportunidad, el nearshoring también trae desafíos. México tiene fortalezas innegables, pero necesita reforzar algunos aspectos para aprovechar plenamente esta ola de inversión.
Infraestructura energética: garantizar un suministro eléctrico estable y competitivo.
Seguridad y certidumbre jurídica: las empresas buscan entornos predecibles y confiables.
Educación técnica: formar más ingenieros, técnicos y operadores capacitados.
Infraestructura logística: mejorar carreteras, puertos y ferrocarriles para soportar el incremento de la producción.
Si estos puntos se atienden con visión y compromiso, México puede consolidarse como el corazón industrial de América del Norte.
Un futuro que se construye cerca, con calma y paso firme
En Ravisa creemos que los grandes cambios no llegan de la noche a la mañana. Se construyen paso a paso, con planificación, colaboración y confianza. El nearshoring no es una moda ni una promesa vacía. Es una oportunidad tangible para reactivar economías, fortalecer comunidades y crear entornos de trabajo más humanos y sostenibles.
Así como las personas buscan acercarse a lo que les da bienestar, las empresas también están aprendiendo a valorar la cercanía, la cooperación y la resiliencia. Y México, con su talento, su ubicación y su espíritu de trabajo, tiene todo para ser parte de esta nueva etapa de crecimiento.
El nearshoring nos enseña algo que va más allá de la economía: que estar cerca importa. Importa en los negocios, en las relaciones humanas y en la forma en que construimos el futuro.
México tiene la oportunidad de transformar su papel en el mundo, no solo como un lugar de producción, sino como un socio confiable, innovador y comprometido con el desarrollo compartido.
Y nosotros, como parte de esta comunidad, tenemos la tarea de seguir aprendiendo, adaptándonos y acompañando cada paso con serenidad y sabiduría. Porque acercarse —a las personas, a los proyectos, al propósito— siempre será la mejor forma de avanzar.



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